Se resbaló de mi mano derecha,
mientras con la izquierda sujetaba el fajo con 350€ que salieron
del Pato Donald. Me golpeó el pie izquierdo y desapareció, se fue.
A lo largo de la vida le damos
importancia a objetos, algunos sencillos, otros más complejos, que
en algunos casos transformamos en amuletos, talismanes.
Recuerdo piedrecitas encontradas en los
montes de León, o aquí en la playa, colgantes comprados en
mercadillos, regalos absurdos de amigas o amigos.... ahora mismo
delante de mi tengo un Piolín que parece haberse electrocutado en un
cable de alta tensión.
Una gruesa cadena de plata, que ya no
llevo, ese pendiente crucifijo que perdí en una peculiar oscuridad.
Algunos llegaron a ser los típicos
“amuletos de la suerte”, de esos, recuerdo un colgante de un
árbol tallado en madera, una piedra rosa que era fluorescente en la
oscuridad, más reciente un cuarzo, rosa también, tallado en forma
de corazón, el anillo armadura, el anillo con la G laberíntica,
monedas dobladas o de otros países.
Si funcionan o no, no lo sé, o al
menos no he llegado a saberlo. Algunos de esos “talismanes” se
perdieron, otros reposan en el fondo de algún cajón dentro de
alguna cajita envueltos en una pequeña bolsa de tela...
Quizá necesitamos esos talismanes para
focalizar nuestra desengañada fe, pero realmente nunca le he dado
mayor importancia. No es el caso con las cartas o los números que se
topan conmigo... pero eso es otra historia.
Actualmente en mi cartera llevo una
moneda británica de 1949 de dos chelines y otra conmemorando 19 años
de algo que a nadie le importa, las llevo porque sí, y porque además
algo en mi subconsciente dice que me dan suerte...
Pero toda esta paranoia viene a cuento
de que hoy se fue.
Es una pinza de esas para los billetes,
que nadie usa, la llevo en la cartera y siempre da un toque de
elegancia el lucirla al pagar aunque solo lleves doblados dos
billetes de 5 euros. Llevó con ella en la cartera varios años pero
hoy se resbaló de mi mano derecha, mientras con la izquierda
sujetaba el fajo con 350€ que salieron del Pato Donald. Me golpeó
el pie izquierdo y desapareció, se fue.
La busqué en el metro cuadrado que
cayó, porque no es más, con linterna, de rodillas, mirando debajo
de cada mueble, en cada rincón... pero se fue.
Si amigos y amigas, hoy día 5 de
Octubre de 2011 definitivamente “se me fue la pinza”, ya es
oficial.
El anillo con la G laberintica...
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